Israel Torres Hernández
“Por tu leyenda y tu historia”.
Desde su fundación oficial, el 16 de
abril de 1531, Puebla tiene aún cuentas que rendir. El relato convencional indica
que Fray Julián Garcés soñó un “bello valle en que cruzaban tres ríos con
árboles y montañas”. El valle de Cuextlacopan fue el sitio elegido por los
franciscanos para la construcción. El licenciado Juan de Salmerón encauzó el
proyecto y Hernando de Saavedra trazó el asentamiento. Fray Toribio de
Benavente “Motolinía” celebró la primera misa. El presidente del ayuntamiento,
Hernando de Elgueta, formalizó la fundación. Y la reina Isabel, esposa de
Carlos I, dio título y derechos con la cédula del 20 de marzo de 1532
llamándola “Ciudad de los Ángeles”. Entramado señalado a través de estas
consideraciones.
Antagonismo con la Ciudad de México por la
hegemonía en muchos aspectos. Durante la etapa virreinal estaban a la par
respecto al nivel cultural, económico, social y político debido a su cercanía
geográfica y comercial. La divergencia ocurrió con la independencia. Una fue elegida
como eje de las decisiones principales; y la otra empezó a rezagarse también
por el surgimiento de áreas como Guadalajara y Monterrey. Sólo el nacionalismo
revolucionario la requirió con el icono de dos mentiras: “la China Poblana”. El
siglo XX fue del satírico “Platica, poblano, mientras yo te gano”. Ahora lo trending es #memesdeTlaxcala, el
municipio 218.
Más que la gastronomía o talavera, el 5 de mayo es la gran exportación
de Puebla. Las cemitas, chiles en nogada, molotes, tacos árabes y el mole no son
famosos fuera del país como la batalla de 1862. La talavera es un adorno, no un
símbolo de la ciudad. En cambio, la victoria contra los franceses es
considerada la fiesta de la mexicanidad en el extranjero. En Nueva York y los
Ángeles compite con otras celebraciones como de las comunidades china, italiana
e irlandesa. De hecho, mayo es el mes de la hispanidad por dos razones: es el
único triunfo bélico importante de México y no fue contra EE.UU. Atrás quedó la
designación de Puebla como “cuna de la revolución mexicana” en 2010. Hasta la
ciclovía tiene más popularidad para las selfies
que la Catedral o el Zócalo.
Falta una personalidad muy
prominente que enfatice ser originario de esta ciudad. Las opciones van desde los
actores Fernando Soto “Mantequilla” y María Elena Velasco “la India María”, el
empresario Alejo Peralta, el comunicador José Ramón Fernández y la escritora Elena
Garro. Es más, la canción y libro emblemáticos son autoría de extranjeros: el
puertorriqueño Rafael “El Jibarito” Hernández y el alemán Hugo Leicht
respectivamente. No obstante, hay dos casos que cambiarían el panorama cuando propaguen
con efusividad su poblanidad: Fher de “Maná” y Alejandro Lora “El Tri”. Mientras
la generación millennial lleva la
ventaja: tiene al influencer “Luisito
Comunica”.
Por último, cerca de cumplir 500 años Puebla es un expediente histórico abierto.
Punto de enfrentamiento entre liberales y conservadores desde la era
decimonónica. Y en el siglo XX entre izquierda y derecha. En mayo de 1973
Efraín Huerta escribió Los asesinos
llegan y se van, pongo como testigos a los ángeles de Catedral… Te doy mi encolerizada condolencia y mi
rabia… Y un poco de mi alegría por el futuro de mi patria. El linchamiento
en Canoa así como las muertes de Arriaga y Cabrera están pendientes. En “Que
Chula es Puebla” hay una frase que augura el compromiso de todos para los 500
años: “Por tu leyenda y tu historia”; como el motivo de reunirse en Emparan 49.