domingo, 11 de marzo de 2012

Columna en el Popular

POLVO AL SOL

Israel Torres Hernández

Ahora quién podrá entretenernos.

¿Es Roberto Gómez Bolaños el gran comediante que Televisa quiere promocionar recientemente? Con el multipublicitado homenaje a nivel nacional y Latinoamérica, al que algunos personajes incómodos no fueron considerados (Carlos Villagrán “Quico” y María Antonieta de las Nieves “la Chilindrina”), pareciera que la televisora pretende, más que reconocer con aplausos y vítores la innegable trayectoria de “Chespirito”, ubicarlo a la par de iconos del humor. Es decir, ponerlo en la línea secuencial de la cultura popular tras “Tin Tán”, “Cantinflas” y “Capulina” por ser representante de la generación que el PRI y Televisa formaron en el último tercio del siglo XX. Prueba de ello es considerar personajes de Gómez Bolaños, juzgar si todavía su tipo de humor continúa o sólo perteneció a un tiempo y circunstancias ya superados.

1. “El Doctor Chapatín”. Un médico muy distraído y de quien todos se burlan por su ancianidad. En la actualidad bien podría trabajar en alguna de las farmacias con precios bajos hasta ser la competencia de “El Doctor Simi”. Con su bolsa de papel, en vez de rechoncha botarga, curaría mejor que Patch Adams. ¿Sí, tú, ándale?

2. “El Chapulín Colorado”. Un héroe, no superhéroe pues le faltan grandes poderes, que resuelve problemas y enredos por casualidad (chiripada en términos gomezbolañescos). Quién mejor para enfrentar hoy, por orden presidencial, a cárteles y narcotraficantes sin daños colaterales, ya que el chipote chillón derrotaría a los R-15. ¡No contaban con su astucia, eh!

3. “El Chanfle”. Un humilde aguador con aspiraciones de ser goleador del América. Sin importar el equipo en que juegue, Cuauhtemoc Blanco sería la versión moderna, claro, sin tanto atractivo físico, galanura y dinero. ¿Alguien pensó en el “Chicharito” Hernández? Bueno, es que no me tienen paciencia.

4. El Chavo del ocho. Huérfano, pobre y tonto pero de buen corazón. En estos días estaría participando en los Pequeños Gigantes (con una dramática historia de su infancia que elevaría los raitings del programa) o en la categoría infantil de Parodiando o Soy tu doble con la imitación de “Cantinflas” por ejemplo. Como premio se conformaría con una torta de jamón. ¡Ta, ta, ta!

Finalmente: el humorismo de “Chespirito” causa una sonrisa, sus otros personajes la risa. “Don Ramón” y “Quico” eran las estrellas cómicas, complementadas por “El Profesor Jirafales”, “El Señor Barriga”, “la Bruja del 71”, “Doña Florinda” y “La Chilindrina”. En tanto que Roberto Gómez Bolaños era el escritor. El programa del Chavo del ocho marcó una época porque había cómicos y un guionista excelentes, cada cual en su área; y la espontaneidad de frases, chistes y embrollos, no estaban marcados por los libretos, cerraba este círculo. Imaginar que esa clase de vecindad no sería un buen modelo de urbanidad en esta era de violencia sería echarle polvo al sol.

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