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COLUMNA EN EL POPULAR

Israel Torres Hernández

Ni modo, Fuentes, así te tocó vivir.

 La noticia: Carlos Fuentes murió hoy a los 83 años; el sentimiento: ya hace el relato del más allá. Nacido en Panamá en 1928, aunque nombró a Veracruz como su “patria chica”, ha sido un intenso observador y crítico de las características del país, a través de la docencia en afamadas universidades o la palabra escrita y dicha en numerosos medios de comunicación a nivel interno y externo. Al inicio fue identificado como parte del llamado boom latinoamericano, junto a García Márquez, Vargas Llosa, Cortázar, Borges, que le permitió a la región ser redescubierta por los círculos intelectuales de Europa y Estados Unidos. Luego, con una amplia labor literaria-discursiva mostró la caducidad de la demagogia revolucionaria y la potencia de la generación de los años sesenta inconforme con el paternalismo del partido único y la mojigatería de los estereotipos. Su fallecimiento deja un espacio en el pensamiento nacional y, en vísperas de la contienda electoral, señala la ausencia de una voz autorizada para la réplica despierta y mordaz. A continuación no una apología ni denostación, sólo un recuento de su trayectoria.

1. Política. Dado que no quiso ser parte de algún gobierno o partido, ya que eso limitaba su perspectiva, (al contrario de Jaime Sabines que fue un priísta convencido) en textos y entrevistas juzgó que uno de los principales problemas era la diferencia entre estadista y político. Lo que aunado a la ignorancia mantenía al país en la zozobra cada sexenio al estilo de Cabeza de hidra.

2. Cultura. En el 2000 condujo la serie Alma de México en la que expuso la constante transformación del legado y orgullo patrios. No obstante, ese fue su primer e involuntario desencuentro con Enrique Krauze, quien conMéxico Siglo XX pretendía lo mismo. Al final el raiting determinó al vencedor de ese pleito televisivo para la paz de Las buenas conciencias.

3. México. Si bien lo declaró de manera velada, la intrincada relación con EU determinaba al país. A nivel personal nació y creció en el régimen priista, murió en uno panista, pero no hubo diferencia. Uno de sus amigos, Alan Riding, autor de Vecinos distantes, mencionó que a Fuentes le inquietaba el futuro por la mediocridad y el aburriendo de los actores de 2012, a diferencia de Obama, de quien estaba seguro habría otro mandato, que redundaba en una nueva fase de negociación. Es decir, tenía un ojo allá y el otro en la Terra nostra.

4. Latinoamérica. Si bien Venezuela y Chile le ocuparon en diversos períodos, el caso de Cuba es punto y aparte como ejemplo también de los vaivenes de la zona de habla hispana del continente. Al principio fue admirador de Fidel por acabar con la dictadura de Batista y proponer una alternativa al imperialismo. Después fue opositor por exceso dominio que ha mantenido a la isla lejos de los ideales del movimiento de 1959. ¿Cuándo acabará esa Frontera de cristal?

5. Literatura. A la pregunta de Carmen Aristegui de cuáles fueron los libros que marcaron su vida respondió que El Quijote, los clásicos griegos y Shakespeare. Y que los demás textos y autores son buenas derivaciones al tomarlos como modelos. De ahí que haya experimentado todos los géneros literarios y temas de la actualidad sin perder su estilo narrativo, aún a costa del prestigio; muestra de esto es Vlad en que lleva al Dráculade Bram Stoker al DF; situación que fulminaría a la legión crepuscular de Stephanie Meyer por su buena Aura.

En conclusión: Carlos Fuentes ya trasciende, ¿pasará igual con su herencia intelectual? Galardonado con el Nacional de literatura en 1984, el Cervantes en 1987 y el Príncipe de Asturias en 1994; homenajeado en Bellas Artes por autoridades e instituciones y colocado a la par de Alfonso Reyes y Octavio Paz, ¿todo eso alcanza ser referencia cotidiana del ciudadano común? Valorar que su fama era tanta que alguien lo confundió con Krauze sería echarle polvo al sol.

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